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Hasta fines los años 80, la mayoría de expertos pensaban que, con los niveles que se registraban en la mayoría de las ciudades de los países más desarrollados, la contaminación atmosférica no era un peligro importante para la salud, y alentaban a que se profundizaran las investigaciones mediante la implementación de planes y programas de monitoreo y evaluación de la calidad del aire.
La situación ha cambiado: desde los 90 el consenso internacional reconoce que la inhalación de contaminantes, especialmente de partículas finas, representa un aumento de riesgo de defunción prematura.
El análisis que en principio se centró en los efectos agudos o a corto plazo, fue variando a la luz de los nuevos estudios, hacia la consideración de los efectos debidos a la exposición crónica, siendo éstos reflejados por la reducción de la esperanza de vida y el aumento de la morbilidad, enfatizando la obligación de liderazgo del Sector Salud en la promoción de las condiciones para que la población tenga garantizado su derecho al aire puro.
Los espacios verdes están asociados con una gran cantidad de beneficios para la salud, que incluyen una menor mortalidad prematura, una mayor esperanza de vida, menos problemas de salud mental, menos enfermedades cardiovasculares, una mejor función cognitiva en la infancia y personas mayores, y bebés más sanos. También ayuda a mitigar la contaminación atmosférica y los niveles de calor y ruido; y brinda oportunidades para la actividad física y la interacción social.
En particular, la infancia, nuestra generación futura, se beneficia de los espacios verdes. Por ejemplo, un estudio mostró que los niños y niñas que iban a una escuela con más espacios verdes tenían un desarrollo cognitivo mejor que los que iban a una escuela con menos espacios verdes, mientras que otro estudio encontró que la exposición a los espacios verdes durante los primeros años de la infancia conduce a menos problemas de salud mental problemas en la vida adulta.
Más de mil millones de personas viven en o cerca de los bosques, dependiendo de los árboles para generar sus ingresos, así como productos vitales, tales como madera, leña, fibra, fruta, medicinas, bebidas, aceites, resinas y forraje. Aproximadamente 500 millones de agricultores a pequeña escala que viven en los trópicos subsisten gracias a los árboles que crecen en sus granjas. Unos 10 millones de personas en todo el mundo son empleados en trabajos relacionados con la silvicultura.
Sin embargo, la deforestación tiene graves consecuencias ya que no se tiene en cuenta la importancia de los árboles. Cuando los humanos comenzamos a cultivar, hace unos 10.000 años, los bosques cubrían la mitad de la Tierra. Hoy, poco más que la mitad de esa cubierta forestal original permanece.
Cada año, 130.000 kilómetros cuadrados de bosque son talados o quemados. Esto significa que perdamos al menos 10 millones de árboles cada día. Los bosques son talados para obtener madera y pulpa de papel, así como para combustible y para limpiar la tierra para cultivos, ganado o plantaciones de café, aceite de palma y otros árboles
La mayoría de los países industriales han talado sus principales bosques originales desde hace décadas o siglos. Sin embargo los bosques europeos se están expandiendo una vez más debido a la regeneración y replantación. Solo el 20 por ciento de los bosques del mundo permanecen intactos en grandes áreas. La mayoría de estos se encuentran en Sudeste Asiático, Central África, el Amazonas y cerca del Círculo Polar Ártico.
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Terapeuta Hortícola en Ceibo Horticultura
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